Alguna vez catalogado como programa de humor, Siempre Libre reafirma su seriedad en los diálogos entre sus conductores que cuentan, a quien pueda escuchar, el relato descarnado de sus vidas. Se trata de un programa en el que lo imprevisto da paso al comentario apasionado por fuera de las estructuras habituales del discurso de los medios. Un programa en el que la mejor música es confrontada con su marco conceptual, el arte es desafiado a sostener su impronta convulsiva y la actualidad, siempre cambiante, es tratada como se merece, sin piedad. Siempre libre, luego de años de resistencia a la estandarización del llamado "infoentretenimiento" redobla la apuesta e insiste, todavía más, en su propuesta de deconstrucción de los discursos establecidos y de puesta en abismo de la farsa de los medios.
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